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TRABAJO TALLER DE ESCRITURA FUENTETAJA (28-02-2011).
Realizar relato con desarrollo en base a una noticia de prensa, práctica de un único tema con un protagonista principal y secundarios, con suceso (conflicto) y posterior evolución.


NOTICIA
Una mujer de 37 años fallece en Valencia degollada por su marido en el portal del domicilio conyugal, con esta víctima se elevan a 72 el número de mujeres asesinadas por violencia doméstica en lo que va de año. El presunto agresor según testigos presenciales se dio a la fuga y en estos momentos se encuentra en paradero desconocido.

Como todas las tardes tediosas de domingo, Azucena y Luis veían la televisión acomodados en el sillón, Luis era el único que la veía con ganas, ya que a eso de las seis de la tarde se apoderaba del mando para sintonizar solo los canales de fútbol y no se podía tantear nada más.

En uno de esos momentos mágicos de plena sesión futbolera, entró un comunicado urgente con la noticia arriba expuesta, Luis en parada respiratoria abrió sus ojos como platos, incomodado y cabreado por la interrupción, al contrario que Azucena, que se enroscó como una serpiente para protegerse de la fuerte impresión que le provocaba el reguero de sangre que se retransmitía desde el lugar de los hechos y que la lleno de profunda tristeza; volcó un comentario a Luis sobre el desgraciado final de la mujer, y él con su característico humor barato la respondió que algo habría hecho para merecerlo; Azucena como de costumbre le quitó hierro al asunto y le regaño cariñosamente por la desafortunada expresión.

De nuevo las goleadas inundaron el salón y Azucena aburrida aprovechó para ir a la cocina a echar suavizante a un lavado; antes de regresar se preparó una coca cola cargada de hielo y limón, no sin antes preguntarle a Luis si también le apetecía otra; éste le contestó que sí, al acercarle ella el vaso chispeante de vida él le dio un beso, en ese momento Azucena se llenó de alegría como cuando a una niña se le reconoce en público su ejemplar comportamiento; por ello supongo que se bebió la coca cola en dos sorbos profundos y largos, como recompensa.

Sentada en su sitio se apoltronó y con los pies sobre la mesa se alejó en un profundo sueño, al rato la despertó un improperio con una orden de Luis que la hizo inconsciente levantarse de súbito a cerrar rápidamente la puerta de la cocina, esta vez al regresar al salón no descubrió un beso cariñoso sino una fuerte reprimenda por su torpeza y lo tonta que parecía de no aprender de una vez por todas que le sacaba de quicio oír el centrifugado de la máquina y, que en resumidas cuentas para qué cojones estaban las puertas sino para tenerlas cerradas, palabras textuales de éste.

Azucena como un hábito más, de los miles que había adquirido en su matrimonio se disculpó de su despiste con sumisión, tenía miedo de despertar a la fiera que había a veces dentro de Luis, aunque en su fuero interno un fuego comenzaba hacía tiempo a rebelarse con odio.

Luis como estrategia no tardó en disimular su cabreo con una sonrisa, mientras ella en su débil mente como vicio lo pintó de arrepentimiento y perdón.

Sobre las nueve menos cuarto Azucena se fue a la cocina a tender la ropa y a preparar la cena, los domingos tocaban huevos fritos con chistorra, un plato bastante vulgar para el paladar exigente de Luis, pero que para gala de su llaneza privada pasaba por alto solo las noches de domingo.

Si Azucena algo odiaba, era freír huevos, porque de niña le saltó aceite en la cara cuando un día merodeaba cerca de la cocina, pero era tal su entrega y dedicación a Luis que solo Dios sabe lo que realmente era, sentía y quería por ella misma, su vida era una proyección de él y esto la mantenía muchas horas al cabo del tiempo inmersa en una insatisfacción latente, incluso al extremo de haber acudido a escondidas a una psicóloga que acabó invitándola a no volver a su consulta, por considerarla un caso perdido.

En el instante que el aceite cobró temperatura en la sartén, la invadió una ansiedad asfixiante; se alejó con cautela y distancia para verter los dos huevos cascados en un plato, en segundos, con la paleta y su brazo extendido llena de pánico lucho contra sí misma y acabó rompiendo las yemas una vez más para no variar. Mientras los sacaba de la sartén enfadada pensó para su tranquilidad que estaba ilesa y se los comería ella como práctica habitual, en la segunda atacada iba ya más segura y templada y vertió de nuevo otros dos huevos con todo el autocontrol y esmero posible que la hizo lograr freírlos perfectos esta vez.

En el fondo la reconcomía que Luis se fijara otra noche más en sus huevos rotos, sabía que pensaba en su interior que era una inútil, solo tenía ojos para los defectos pocas veces para las virtudes, claro está que él para ella era perfecto.

En otra sartén la chistorra comenzaba a colorear de rojo intenso el aceite y esta imagen le llevo su mente al reguero de sangre de la mujer degollada, se imaginó como sería la vida de ésta, tal vez feliz o acaso amarga, y como sería la de aquél hombre capaz de acabar con su esposa como un gorrino para matanza, pensó que era probable que fuese un enfermo mental, un depresivo o un psicópata, vete tú a saber.

Su imaginación iba de allí para allá buscando explicaciones, hasta que un miedo atroz la atrapó sintiendo la huida por las escaleras como suya, mientras, Luis con un cuchillo de cocina la perseguía hasta atraparla en el portal y sintió el filo de la hoja cortarle la yugular con fuerza y sin piedad, en tanto su respiración entrecortada se cubría de una sensación de lenta pero segura liberación.

Volvió a la realidad de la cocina como perturbada y extraña, repartió la chistorra en los platos con los huevos, y a continuación se dispuso a preparar la mesa mientras Luis veía el inicio del telediario, ésta se sentó y colocó el plato con los huevos espachurrados a Luis y los inmaculados para ella, él a primera vista pensó que se había equivocado y sin quitar la vista casi del televisor fue a dar el cambiazo al plato, ella tomo su cuchillo de la mesa y lo alzo con gesto de amenaza, él impertérrito no daba crédito al hecho y la llamo loca, ella sin saber porque y en estado de confusión soltó el cuchillo sobre la mesa, en ese instante el presentador daba la noticia del degollamiento de la mujer, Azucena salió corriendo al baño y se encerró muerta de miedo, el otro detrás de la puerta no paró de insultarla y amenazarla hasta pasado un buen rato, que se volvió al salón a cenar y se acostó a medianoche.

Después de pasar casi toda la noche encerrada llorando y desquiciada en estado de shok, Azucena se levantó del suelo aterida de frío, se lavó la cara y salió de casa todo lo sigilosa que pudo vestida como estaba, con un pijama de franela lleno de pelotillas, mientras corría escaleras abajo temiendo que el ascensor fuese una jaula, se juraba y perjuraba que jamás volvería a freír huevos.






3 comentarios:

  1. De no saber que lo escribiste tú, siempre lo notaría porque tiene mucho de ti. Un beso.

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  2. Anónimo2/3/11 20:03

    Un relato muy sensible, aunque un poco estremecedor por la personalidad tremendista de ambos protagonista, pero una leccion descriptiva de la libertad de opciones de toda persona. Muy bueno lo de "los huevos fritos el domingo por la noche"

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  3. Anónimo7/3/11 18:55

    Que pena sentir miedo y angustia con la persona que quieres a veces no sabemos apreciar el amor que nos tiene una persona y le hacemos daño aunque luego no podamos vivir sin ella, yo me pregunto donde está el amor romantico con el que todas soñamos ese ser maravilloso que nos comprenda y nos quiera pero existe y aún es tiempo de que aparezca en tu vida. Un beso

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