28/2/11


TRABAJO TALLER DE ESCRITURA FUENTETAJA (21 de febrero de 2011).
Combinación de elementos con una hipótesis fantástica.
¿Qué pasaría si no existiese...?

En este atardecer, mientras camino por el campo de mis padres y abuelos me siento más seguro y ajeno a la catástrofe, sé que es un engaño disparatado evadirme y fantasear con tiempos pasados, pero me produce una honda tristeza y miedo que este mundo se apague; por primera vez estamos sufragando el precio real por el abuso y maltrato a nuestra madre tierra y muchos nos lamentamos y sufrimos por ello, en cambio otros febriles mundanos siguen amarrados a teorías de cambios y adaptación. Sé que el final fatal que se avecina nos abraza hoy con su primer tentáculo de castigo, no tardará en torturarnos con el resto, y entonces, volcaremos nuestro pobre corazón como siempre perdido, en salvadoras súplicas a poderes superiores, llámese Dios, que Dioses de los cuatro puntos cardinales.

He huido de la ciudad porque es insoportable ya su contaminación, y de algún modo el seguir allí me hace sentir más culpable, la televisión no la veo porque las noticias están manipuladas a nivel mundial, los gobiernos silencian la verdad y por primera vez en todo el planeta se padece la agonía de su desaparición y, en este momento de silencio real y no metafórico, solo se escucha fiable a los grupos ecologistas, que con pesar e impotencia claman su pasado de advertencias fatales y su falta de esperanza.
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Y yo sigo mi camino con esta trágica carga emocional y, como en una máquina del tiempo llego al sendero del río, donde observo los álamos blancos que custodian la ribera ya sin eternidad, y sus ramas inertes quedan desilusionadas sin compañero de baile, mientras agradecen a las aves inquietas que se abracen a ellas como único resquicio de seguridad, ante un horizonte sin guía para emigrar.

De vez en cuando me cruzo con algún labrador que siente sabiamente que el campo no puede más, pero aún así resiste y lo mima con su ancestral ritual de las manos hendidas hasta labrar su corazón; y con un suspiro prosigo mis pasos mientras me sosiega ver correr aún el agua del río hasta llegar al molino del abuelo, que pese a su abandono y su desuso guarda el secreto de su esplendor bajo el tiempo.

Consigo sin el aliento del paraje alcanzar la colina con gran esfuerzo y bajo la copas de los árboles me acomodo como un yogui experto y observo los tejados de mi pueblo bajo su cielo hueco, las veletas de plomo, el campanario sin recado que llevar y en esta quietud profunda me voy con el movimiento de las alas de unos pájaros a la mar, con sus dantescos veleros sin velas, con esperadas olas sin cuajar, que mutilan la pasión del acantilado y la belleza de una orilla de mar, y deseo con esperanza que en sus profundidades las corrientes permanezcan aún con vida como vaticino miles de ciudades y pueblos del mundo con sus bastiones de banderas muertas, mientras una única brisa, la de mi pensamiento, me acaricia de nuevo hasta alcanzar los lejanos desiertos de cuentos de tormentas de arenas musicales, bajo las inacabadas noches de luna llena.

Estoy cansado de tanta tristeza y mi brújula desorientada y perdida me regresa ahora de nuevo a mi casa, la de los viejos abuelos y me descubro de niño rezando de rodillas a Santa Barbará mientras la abuela lucha enredada con cortinas alzadas como fantasmas por llegar a cerrar la ventana, pero sus labios masculinos se cuelan por ésta, y una vela prendida sobre la mesilla con un beso la apaga, mientras tanto los truenos anuncian como trompetas triunfantes la llegada de los victoriosos y enérgicos relámpagos, y por fin, me empapa el olor a tierra mojada, qué recuerdos Dios mío, hasta en mi pensamiento sin creerlo ahora invoco a Bóreas, Noto, Euro y Céfiro y me olvido de la santa.

Sé que jamás llegará tu silbido bajo las ranuras de las puertas y ventanas, ni tu fuerza en los desfiladeros de la sierra abrumara, no veré más parapentes en la montaña, ni mis cabellos conseguirás alborotar, recordaré siempre al correr los paraguas al revés y en este instante de plenitud de tu memoria, ésta se desliza como el hilo de mi primera cometa de cartón naranja que una vez me robaste, desde aquello aprendí a respetarte y desde ahora a añorarte ...
"EL VIENTO"



1 comentario:

  1. Anónimo7/3/11 19:06

    EL viento que todo se lo lleva y a veces nos asusta. Es verdad que cuando pensamos en el pasado parece que todo era mejor y más sincero pero el tiempo pasa y nos trae nuevas cosas y lo bello de ayer siempre está en nuestra mente, que triste sería una vida sin recuerdos

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