7/7/11



VAYA METEDURA DE PIES...


Cómo me gustaron en su día aquellos zapatos, me parecían los más bonitos del mundo...No había otro par que se le igualase, bueno, eso quería yo.

Por eso los escogí, aunque rápido ví al probármelos que me quedaban pequeños y me harían daño, pero me gustaban tanto..., que me convencí que los daría de sí.

Tanto como digo, que los aguanté hasta que se me arrugaron las uñas de mis pies y acabé con andares extraños y dolores hasta en el reir.

Un día dije no puedo más y opté por quitármelos... ¡Dios que agonía!, por poco me muero al arrancarlos de mis castigados e irreconocibles pies.


Los recuperé con el tiempo y no digo los zapatos sino mis pedestales, porque una tiene suficiente brío para apechugar con las malas elecciones y salir adelante por, valga la redundancia, sus pies.

Desde entonces procuro ir libre, o sea descalza, y en caso contrario me he hecho con un par de zapatos con talla suficiente que son la horma perfecta para mi bonito caminar.