30/11/11


TRABAJO TALLER FUENTETAJA


28-11-2011


Desarrollo de dos desenlaces (sorpresivo y/o esperado)



Se mantenían escondidos y aislados en la cabaña de la montaña para casi ya dos meses, solo Aurelio subía una vez cada quince días a llevarles provisiones. Estaban en busca y captura por el atraco a un banco en Valencia, de todos sus atracos éste último fue el más grave, no por el robo de los 30.000 euros sino por la muerte de un vigilante jurado.


Huyeron en coche hasta Santander para resguardarse en el valle del Pas, en la cabaña de verano de los abuelos de Nica, viejos pasiegos que mantenían sus vacas con la ayuda de su hijo mayor Aurelio, tío de Nica.


Nica no tenía ningún antecedente penal ni tan siquiera era probable que se la relacionase con Borja o Tomás, por tanto era muy difícil que llegase la policía hasta ellos.

Los abuelos parecían ajenos o tal vez se querían mantener a distancia de la llegada insólita e impetuosa de los jóvenes, algos extraños y con pintas raras.


Nica siempre fue conflictiva desde su más temprana edad, tal vez por la orfandad de madre y el abandono del padre, se crió con los abuelos y el soltero de sus tíos, Aurelio, que era la persona más compasiva y amorosa con ella.

Aurelio sabía del tejemaneje que se traían entre manos, de todo lo que había detrás, y a toda costa buscaba que la solución llegase cuanto antes, temía por su sobrina pero la conocía tan bien que cualquier paso en falso de presión la haría huir de nuevo con ellos.


Prefería mantenerse cauto y tenerla cerca, sabía que estaba enamorada de Tomás, y este joven era de los dos muchachos el más vehemente y peligroso, no quería que arrastrase a Nica hasta el precipicio más absoluto.


Los abuelos se quejaban a Aurelio algunas noches, inquietos y sospechosos de que algo peligroso los mantenía allí retenidos, el hijo temeroso de que los viejos se preocupasen lo más mínimo, les tranquilizaba haciéndose él responsable de todo.


Por otra parte, los jóvenes comenzaban a mostrar impaciencia y discrepancias en pareceres. Nica comenzaba a sentirse agobiada entre las cuatro paredes y la montaña, ésta la traía recuerdos y sentimientos encontrados de prácticamente toda su vida, deseaba lanzarse lejos, huir tal vez a Francia. Borja también empezaba a pensar igual, jamás había estado en toda su vida tanto tiempo encerrado en una casa y el campo lo veía de pasada, echaba de menos la calle, el trapicheo, las drogas pese que tenían un buen arsenal de hachís para pasar varios meses fumando sin medida.

En cambio Tomás se sentía seguro allí y hasta cómodo, descubrió en tantas horas de ocio su maestría para tallar madera con sus navajas, luego aquella montaña le embargaba de libertad cuando se escapaba por ella a caminar largas horas tocando el cielo.

En ocasiones frente al fuego de la chimenea en las noches frías que comenzaban a vaticinar la llegada del invierno y las nieves, sugirió la idea de quedarse allí eternamente como si pretendiese que aquel lugar fuese su último destino o reducto de vida.


Nica y Borja no dejaban de quedarse boquiabiertos al escucharle, para luego partirse de risa pensando que estaba flipando del porro que se acababa de fumar.


Se preguntaban con ironía que mierda harían alli con 30.000 euros dentro de una cabaña de vacas.


Llegado el invierno una mañana temprano apareció Aurelio con un cargamento de comida y víveres, los jóvenes aún dormían placenteramente en la parte de arriba, se sentó en un taburete de madera y espero a que se despertasen mientras se liaba un par de cigarrillos.


El primero en bajar fue Borja, soñoliento y con cara de haber pasado mala noche, le saludó amigablemente como de colega a colega, Aurelio solo veía en él a un joven desgraciado que con el coraje que desprendía podía haber tenido una vida de mucho provecho.


Comenzaron a charlar de banalidades y el tiempo, mientras el joven preparaba unos cafés para desayunar, el olor despertó a Nica y Tomás que bajaron apresuradamente, el olor era revelador de la llegada del tío de Nica con el café y las provisiones.


Al verle ésta se tiró como siempre a sus brazos, él en esta ocasión se le empañaron los ojos de lagrimas, nadie se dio cuenta por fortuna.


Con disimulo como si nadie supiese de que se trataba soltó como de costumbre todos los periódicos publicados en los últimos quince días donde aparecían menciones sobre el atraco.


--Primer desenlace--


Aurelio les ponía de esta manera en aviso de que la cosa estaba en apariencia tranquila pero no olvidada, la policía seguía con sus pesquisas.


Se despidió a media mañana de todos ellos, tranquilo, como siempre, quedó en volver en un par de semanas, en esta ocasión abrazó a Nica más tiempo que de costumbre, ella lo notó.


A la hora de marchar llegó la Guardia Civil por sorpresa, todos fueron apresados y juzgados, menos Aurelio y los viejos abuelos que no fueron condenados.


--Segundo desenlace--


Les avisó de que la guardia civil andaba por la comarca haciendo preguntas, y que corrían peligro, que no sabía cómo ni porque pero intuía que andaban cerca de ellos, les aconsejó huir esa noche sin falta, y para ello les ofreció dos coches para la huida hasta la frontera en Francia, en uno iría él con Nica y en otros los dos muchachos, los jóvenes comprendieron y aceptaron el plan.


Quedaron de madrugada, al amanecer salieron de Cantabria y en la autopista Aurelio se encargó de quedar atrás del coche de los jóvenes, al rato de este detalle estos fueron interceptados en un control de la guardia civil.


Nica y Aurelio huyeron de nuevo a casa, todo era incompresible, no entendían nada, lo cierto era que Aurelio robó el coche exprofeso de los jóvenes para dar el aviso, de este modo él solo acompañó a su sobrina para alcanzar la libertad de vuelta.