5/5/09

¿PORQUÉ LA BACANTE DE DIONISIO?

Cuando niña no entendía porque mi nombre Dionisia no gustaba, decían que era feo y algunos niños hasta se reían de él, yo como es comprensible lo llevé muy mal y hasta no pasada la adolescencia no saboreé el significado del peso de mi nombre y, porqué no decirlo de su origen divino, no hay que olvidar que Dionisio fue elevado al panteón olímpico de los dioses, pese a ser fruto de la mortal Sémele y el rey de todos ellos el Dios Zeus. Fue Dionisio muy querido y homenajeado por los griegos y, aunque de origen extranjero tuvo numerosos fieles y seguidores por el mundo, estoy convencida que en especial por todo lo que a continuación voy a contar...

Ahora con mi cierta madurez no reivindico mi nombre es mucho más, lo adoro y me encanta, primero porque llevo el nombre de un Dios mitológico, que me fascina todo lo que ha representado en la Grecia Antigua, un Dios extraño y ambiguo, inventor del vino, liberador no solo de la mujer para y pro de su expresión sino de todas las clases sociales y estatus, Dios de la máscara y la representación, creativo, expansivo de la locura y el delirio ¿porqué no?; todo en él es la máxima expresión de la libertad tanto del ser como del espíritu, que nadie se equivoque con los tópicos de sus orgías, (ritos religiosos que se iniciaban con una danza frenética de su cortejo hasta un monte donde Dionisio descuartizaba a un animal y tomaba su carne cruda como representación del origen más intimo del hombre y su naturaleza). Su culto regó Arabia, Asia hasta llegar a Grecia y germinó como cepa de vid, es mago de lo enigmático y en mi corazón como un tesoro con misteriosos secretos guardados al hombre para aliviar, evadir y enseñar a disfrutar de la escurridiza vida nuestra. ¡Que más decir!

Tu bacante del siglo XXI
Adoro tu nombre y tu ser por que soy tu fiel bacante o ménade, te sigo por encima de lógica y razón concebida y, sucumbo ante tí “…lleva una melena larga y perfumada de bucles rubios, de rostro lascivo con la atractiva mirada de Afrodita en sus ojos" (Bacantes, 234-235).

Brindo por ti Dionisio, con y por el sublime caldo de la tierra que nos ofreciste para su justo y bien uso, que acerca corazones, sentimientos y desinhibe de falsos pudores.
“…El vino tiene también una función terapéutica, alivia los pesares y produce olvido mediante el sueño, ¡No hay otra medicina para las penas!" (Bacantes, 283) diría el adivino Tiresias.

Ensalzo nuestra locura y delirio que nos aleja de penares y nos muestra la verdad de la vida: ser feliz y vivir siempre en el presente.
“… La ciencia de los sabios no es la sabiduría. Ni tampoco lo es el meditar sobre lo inhumano. ¡Breve es la vida! Por eso, ¿quién puede cosechar el presente, si persigue lo infinito? Ésas son actitudes, en mi opinión, de mortales enloquecidos" Bacantes, 395-402.

Me enloquece tu mágica música que desprende tonos de tu esencia mi Dios y, emprendo catarsis con mi alma
“…la flauta no es un instrumento moral, sino más bien orgiástico, de modo que debe utilizarse en aquellas ocasiones en las que el espectáculo pretende más la purificación que la enseñanza" (Política, 1341a).

Te sigo como fiel perra que corre al monte y en tu honor con hojas de vid de tu sangre hago letras
“…Él, que se ocupa de esto: de guiar a su cortejo en las danzas, de reír al son de la flauta, y de aquietar las penas, en cuanto aparece el fruto brillante del racimo en el banquete de los dioses, y cuando en los festejos de los hombres coronados de hiedra la vasija de vino despliega sobre ellos el sueño” Bacantes, 379-387

Este texto va por ti Hek, que como tú bien sabes me despiertas emociones del pasado y, por mi profesor D. Alfonso; en ese despertar hoy me he acercado de nuevo a mis diecisiete años en clase de griego y ya sin rubor en mis mejillas escucho las carcajadas de mis compañeros cuando mi profesor afirmó que Dionisia era el nombre más bello de toda la clase. Ah, por cierto gracias a mis padres por darmelo.
Junto a él grito en el monte abriendo mi brazos al viento mientras mis pies danzan al son de su música: ¡soy la Bacante de Dionisio y pondero su nombre que es el mío con mis labios llenos de su divino líquido!

4/5/09

A MI MADRE
Guardaré siempre en el alma aquella foto que un día me fue robada, la llevaba en mi cartera por ser en un principio la que más gustaba, nada más me cuestioné cuando la escogí entre tantas. Tras su triste pérdida y buscar el alivio del recuerdo en mi mente fotográfica descubrí en lo profundo de mí ser el inmenso significado de esa estampa, para mí la más bella foto de mi madre y del fruto de sus entrañas, su familia.

Ahora sé que aunque la edad y/o la enfermedad me borren los recuerdos, está fotografía siempre existirá en mí porqué ha quedado reproducida en mi persona, en lo que hago, siento , pienso, sufro, disfruto y transmito.

La foto está en blanco y negro porque tampoco le hacía falta más, me he dado cuenta que estaba repleta de colores imaginarios que solo se ven con el alma y el corazón. En ella está mi madre, yo con once meses, y en su vientre incipiente el fruto de una nueva vida, mi hermana. Papá hizo la fotografía porque en mis ojos se refleja, y como un regalo inesperado ya estábamos todos los que íbamos a ser en la familia.

Ella, aparece sentada como una niña desenfadada en el suelo de la terraza de nuestra casa, entre plantas con flores como la reina de todas ellas, su espalda ligera se apoya en la pared de la azotea en actitud de reposo, mientras sus delgadas piernas estiradas y cruzadas le dan un halo de paz, lleva unas lindas sandalias blancas que le hacen aún más bellos sus pies. Su mano derecha me sostiene con la dulzura de un ángel por mi bracito, ¡Dios con qué delicadeza me mantiene!…mientras yo, erguida en un ímpetu de atrevimiento hago ademán de andar; no ajena a tanto amor de mis labios se desprende una especie de carcajada, seguro que animada por papá.

Abierta la otra mano sobre su vientre, que alimenta de calor y amor al tierno corazón del cuerpo venidero, está feliz con dulzura y sin exageraciones, su suave sonrisa como de Virgen María que tanto la caracteriza le alegra su rostro, en tanto su mirada se posa como una mariposa sobre mi menuda flor.

La brillante melena negra que recorre sus descubiertos hombros le hace justicia a su juventud, y en su expresión general se adivina la inocencia, la ilusión y la vida, ¡ay mamá! lo que daría por volver a ser niña y tenerte tan llena de vida.

Quiero madre mía, dedicarte estás líneas para cuando Dios te las entregue y, que jamás olvides que por ti daría la vida, y no tan solo por dármela tú a mí, sino por todos los días, meses y años que has y sé que habrás aún de velar, sentir y sufrir por tu hija.Te amo madre mía con todo mi ser.


Estoy convencida que a todos los hombres nos unen sentimientos universales, yo quiero destacar el amor a nuestras madres.

La palabra más bella después de DIOS y AMOR para mí es MADRE.