11/11/10


UN CUENTO DE ADVERTENCIA SOBRE PRÍNCIPES DE COLORES.

Erase una vez una joven y bella doncella un poco perdida que un día se encontró con lo que creía que era su príncipe azul rescatador, rápido deseó que fuese suyo y el supuesto príncipe no tardó en admirar sus encantos y declararse de rodillas; ésta conmovida, feliz y agradecida le entregó su vida y persona al instante.

Pero no pasó mucho tiempo para que la doncella recibiese señales contradictorias respecto a su príncipe azul, ésta se resistía a interpretarlas y decidía día a día hacer caso omiso a las mismas. Las primeras llegaron de forma sutil, como al notar que a veces al abrazar al príncipe su piel se hacía húmeda y escurridiza entre sus brazos, aquello la producía sensación de escalofrío como si abrazase al vacío, pero la doncella no le daba importancia y lo pasaba por alto con una sonrisa; más tarde un día que el príncipe estaba molesto la lanzó una especie de croar horrible sin venir a cuento, esto ya la confundió más profundamente pero le perdonó porque le amaba. Más adelante observó como los ojos del príncipe se transformaban en saltones globos enrojecidos de cólera cuando algo no resultaba como deseaba, así sucesivamente, hasta que todo esto comenzó a ser el colmo del malestar y el desconcierto para la joven, incluso llegar a tener todo el día una especie de olor extraño y desagradable como agua estancada al estar a su lado.

Claro y obvio que todo esto dejó a la doncella en nada de tiempo confundida, agotada, triste y con una sensación de sin vida, al fin y al cabo como una puerta abierta de par en par le dio la llave de su existencia y el supuesto príncipe la cerró de un salto y la doncella descubrió entonces por su torpeza el sufrimiento por desamor.

Pero como todos los cuentos tienen que tener un final más o menos feliz, prosigo narrando sin mentiras ni añadiduras que la joven doncella pese a todo se resistió con fuerza a abandonar al anuro (porqué resultó que el príncipe era una rana o sapo después de claros indicios, que por cierto no tienen cola en estado adulto y con esto sobran palabras), y siguió aguantando, soportando y buscando en el sapo alguna reminiscencia del príncipe que nunca hubo.

La pobre doncella en este tiempo no tuvo vida porque se la entregó al sapo y este error tan solo real de pensamiento la creo más atadura y amargura, pero hubo una cosa que ella pasó por alto y fue su salvación "su alma", ella jamás la compartió con él porque ésta se resistió y por ello le enviaba señales de advertencia tan tempranamente para avisarla de la equivocación.

Así que ardua de valor un día su alma se reveló por fin y la despertó de sopetón de su ceguera, como por arte de magia se inundó de luz y recuperó la semilla de su vida al descubrir al real sapo sin vuelta atrás y desde entonces es muy feliz y pregona a los cuatros vientos a todas las doncellas las siguientes recomendaciones:
  • NO CREER A CIEGAS EN PRÍNCIPES AZULES, porque no hay príncipes y menos de colores, solo personas, y algunas por desgracia son verdaderos sapos falsos y peligrosos que te confunden sino estás despierta.
  • SI CREER EN PERSONAS CON EL ALMA DE PRÍNCIPE Y EL CORAZÓN AZUL, que otorgan libertad, amor y dignidad a los que les rodean, "haberlos haylos te lo dice la doncella".

¡BESOS Y NO OLVIDAR AMARSE Y AMAR MUCHO, TAN TRIVIAL Y ESENCIAL COMO RESPIRAR!