12/3/12


(Foto: Ashram India 2011)


SENTIMIENTO EN DIOS



La tarde pasada mientras descendía el pasadizo camino de clase de yoga, el viento agitó con fuerza mis cabellos al rostro, fue de una forma extraña, impetuosa y caprichosa como pequeños latigazos sobre mi cara, entendí rápido que era una nueva señal que me conectaba con mi divinidad y su experiencia.



Mis mechones rubios agitándose me regresaron como el telón de un escenario al abrirse a la misma función, al de la emoción inexplicable y el recuerdo profundo de aquella tarde de septiembre en que meditaba al aire libre en Vindravan y el viento azotó mis cabellos contra la quietud de mi rostro.

Fuera del tiempo mi memoria se adentró en una regresión del alma, sentada sobre mi zafú en el jardín del ashram bajo un árbol rodeada de bellas plantas con el atardecer inundado de incienso y aromas perfumados que flotaban por el lugar. El rojo sol que caía poco a poco en el horizonte animando la nueva noche se postraba ante el sonido mágico y poderoso de un mantra en sanscrito que rezaba “shree guru charana saroja raja nija manu mukuru sudhari baranon raghubara bimala jasu jo dayaku phala chari buddhi heena tanu janiké sumiron pavana kumara bala buddhi vidya déhu mohín haraku kalésa bikara , Jai, Sri Rama Jai, Jai, Jai Rama”.



Ay, Jesús que dicha me embarga al visualizar aquella maravillosa estampa.



Mis poderosos mantras que ahora incluso me paso el día cantando, me mecen como una nana para el dulce sueño del corazón puro, que me conecta con todos los seres iluminados y amados por las diferentes culturas, Jesús, Buda, Alá, Rama y Krishna entre tantos, qué sensación de paz y ahora eterno siento, incluso en este momento al escribirlo, donde todo lo relativo se desvanece ante lo absoluto de mi respiración y mi existencia eterna.



Aquella tarde experimenté la muerte en este plano existencial para sentir la eternidad de todo lo que confluye, y por tanto en mi ser todopoderoso, fue sublime. A partir de entonces sin pensarlo, ni buscarlo he dejado de temer nada, al contrario me entrego de lleno en esta experiencia existencial dejándome llevar como un instrumento del poder divino que reside y formo parte de él.



No tengo miedo a perder a mis seres queridos, al contrario, me alegraré de ayudarles a alcanzar la pura luz cuando les toque, no quiero apego por nada ni nadie, todo es irreal y efímero, lo verdadero está dentro de mí como en todas las almas, fuera de mi y de vosotros todo es circunstancial y perecedero como la frágil envoltura de mi cuerpo físico, solo permanecerá mi cuerpo causal, no hay sufrimiento solo dicha, en todo lo que acontece me entrego a mi divinidad, que es Dios y me hace libre.

Dios no está fuera de nosotros, está dentro de mí y de ti, en todo lo que amas y detestas, por eso ya no tengo más que paz y dicha, no hay temor. Amo la vida y en especial la eterna, la circunstancial es pasajera, como instrumento para mi aprendizaje de iluminación, por ello la respeto, valoro y acepto con amor, ahora voy de la mano de la divinidad nada hay que temer. Soy feliz con todo y sin nada, por eso doy gracias cada día por todo lo que no tengo y tengo, nada me pertenece en este plano ni tampoco lo necesito, soy eterna y parte de Dios.


Tan libre de espíritu ahora anhelo alcanzar el momento de liberación espiritual eterna cuando la muerte física me alcancé para elevarme en LUZ.