25/5/09

BLANCA NIEVE

La soledad tiene muchas máscaras pero un único rostro, hay que aprender a desnudarla, te puedes incluso divertir con ello, créeme, solo tú y ella… al principio te invitará tímida a abrir una puerta extraña y secreta, pero certera; la mayoría tan pronto la abrimos la cerramos, es natural todo se muestra en una aparente oscuridad y esto provoca miedo y desconfianza, aquéllos que se atreven a cruzar su umbral palparán pronto su mano intrépida y lazarilla, y en un silencio puro e indescifrable una melodía te guiará en esta odisea maravillosa que es la conquista de un mundo inusitado y diferente, si eres tenaz te embaucará.

Me pregunto porque nos han educado a concebir la soledad con recelo y no respeto, a desconfiar de ella, a enmascararla como algo negativo y marginal, la gente no la entiende y huye de ella, lástima, es cuerpo madre de sublimes alumbramientos, compañera furtiva de todo gran genio, y código del camino escarificado en cada alma nuestra. Yo te he gritado, Micaela no temas, descúbrela y vive arropada bajo ella, vincúlate a su complicidad, pero jamás entendió.

Hoy sé que su problema fue la temida soledad, esa soledad enmascarada y, por tanto no querida ni invitada, tal vez, incluso prematura y temprana; ésta permaneció en su existencia quieta y a la espera, y sin pretenderlo se convirtió para Micaela en una voraz enemiga imaginaria, hasta el fin de su existencia; hoy jueves 12 de abril de 2001, un día cualquiera de primavera con tenue sol y un pie de página que vaticina que la tarde será pasada por tormenta, Micaela se ha ido…

Micaela huía de la soledad desde el momento de ser engendrada, ya en el manto del cuerpo de su madre la sintió incipiente tanto o más que a su propia sangre, más tarde con los años la temió y rechazo con locura hasta el maltrato más despiadado.

Todo comenzó el último año de carrera, pasamos las vacaciones de verano en la costa francesa con otras compañeras de curso, ella y su soledad conocieron a Bruno, un guapo e insinuante italiano, con el tiempo supe que él fue su desquite y la atadura para el resto de su existencia a una terrible y engañosa amiga, blanca y atrayente como la nieve al sol, ésta la sedujo con dulces susurros llenos de sensaciones inimaginables, la condujo al atrevimiento del cuerpo y del alma, al despoje espiritual, a la aniquilación de su ser para disfrazarlo con antojo en otro, Micaela se entregaba a una nueva vida… y su soledad pensó que no tenía ya cabida.

Pronto la perdimos la pista, de forma repentina pero con sutil naturalidad y vestida de metamorfosis se desvaneció, nos llegaron a unos y a otros retazos de su nueva vida, piezas de un puzzle envidiado, Micaela había traspasado el láser al éxito mundano.

Pero el tiempo destapa el lienzo que cubre con esmero el misterioso y cautivo trabajo del pintor, Micaela destapó su obra y ella me horrorizó, jamás vi un alma agonizante de sed en un cuerpo exterminado de vida, Micaela caminaba por el sendero de la muerte, de una muerte en vida; cuando la reconocí en aquel parque el alma se me estremeció, me revolví e incluso me lastimé, me sentí culpable y responsable, me acerqué, hablamos y lloramos, nosotras tres, porque la soledad nos acompañaba..

Ese día me confesó que se entregó aquél verano a la blanca nieve, como una sumisa y adepta hija de un clan satánico, pacto su vida y alma, a cambio de perderla a ella.

La blanca nieve es una tormentosa depredadora, una tela de araña que te seduce, atrapa y devora sin compasión, Micaela ya ha sido devorada y, ahora recojo sus restos con el amor y compasión con los que custodia una madre el cuerpo de un hijo perdido en combate, con inmensa tristeza de no volverla a ver.

Micaela hoy ha emprendido su vuelo desplegando fuertes alas blancas de un Ícaro puro, acurrucada en los brazos que no supo abrazar en vida, confieso que ha muerto en paz con su SOLEDAD.

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